viernes, 13 de septiembre de 2013

Auto-lesiones.




Es difícil ser uno mismo muchas veces, es difícil ser lo que no eres muchas veces, es difícil respirar y vivir al ritmo de la vida, pero es mucho más fácil dejarse  llevar por ella, que poner barreras que nos hace el camino mucho más complicado.
Nos empeñamos en sufrir por sufrir, en ver lo malo de las personas, los errores, acentuar los defectos que tenemos, “auto-lesionarnos” con palabras, que aunque creamos que las lleva el viento, muchas se quedan clavadas en el alma, provocando un dolor inmenso difícil de desterrar. Hay personas que disfrutan y se regodean en su propio dolor, que presumen de él como de una joya a enseñar, que se duchan todas las mañanas con sentimientos negativos y dolores antiguos, qué alardean de daños sufridos, de heridas abiertas sangrantes y algunas… mal cicatrizadas que abren de vez en cuando.
¿Parece mentira verdad? pues sí existen estos especímenes, más de lo que pensamos, y a veces… muchas veces, no nos damos cuenta que nosotros mismos pertenecemos a esa “raza” de humanos masocas.
Por eso es mejor ser uno mismo aunque nos cueste, aunque el dolor crezca por minutos, aunque nos duela demasiado el alma y se nos atraganten palabras en la boca del estómago, palabras que sabemos a quién van dirigidas, palabras cargadas de amor, sentimientos, emociones, vivezas, palabras duras de pronunciar y no por su significado textual, si no por todo lo que llevan escondidas entres sus curvas, las mismas que dejamos escapar cuando quien nos lleva es la vida y no la cordura, cuando en el baile quien nos agarra es el tiempo y no el dolor,  la música es nuestro latido y no estruendos,  y la pista nuestra vida y no el sufrimiento.
Nosotros elegimos, nosotros respiramos, nosotros vivimos, seamos coherentes y tratemos bien a nuestra vida.